Es difícil tener esperanzas de que se modifique el clima de época donde los discursos de odio imperan y se meten en la cabeza de las personas, si hay comunicadores como el Negro González Oro, a tan solo 48 horas del intento de asesinato a Cristina Kirchner, que se anima a sostener que los cantos acerca de que no se toque a Cristina están en el germen de la violencia, y pedir que le digan cuál es el límite para atacarla.

González Oro no es el único, y responde al signo de los tiempos donde los periodistas opositores vomitan insultos sobre los dirigentes oficialistas y no cuestionan que se pongan bolsas mortuorias, horcas y guillotinas en las marchas contra el Gobierno.