Una de las principales figuras del macrismo para reducir el estado es Andrés Ibarra, el Ministro de Modernización. En Enero fue el encargado de generar miedo en los empleados públicos al hablar de las revisiones de 84.000 contratos.

Ahora, Ibarra, desestimó los datos aportados por la consultora Tendencias Económicas que expresaban alrededor de 100 mil despidos en los primeros dos meses de 2016, tanto en el empleo público, como privado.

Según el Ministro Ibarra las cesantías en el estado no superan la cifra de 7000, y expresó que el Ministro de Trabajo, Jorge Triaca, le explicó que "son informaciones de encuestas no confirmadas".

Siguiendo el discurso de la "pesada herencia", Ibarra defendió los despidos manifestando: "Hemos recibido situaciones catastróficas y el objetivo es generar inversión y empleo, ir acomodando las variables para generar una curva de crecimiento que quiebre con la pérdida de empleo de los últimos cuatro años".

Lo primero que se entiende es que la perdida de empleo de semejante magnitud, la quieren achacar a los 4 años anteriores a su gestión sin reconocer las consecuencias de sus políticas económicas, y la flaqueza en la defensa de los trabajadores.

Por otro lado habla de quebrar con la perdida de empleo, siendo así, primero podrían no echar a más gente, y en caso de ser necesario reducir una plantilla de personal, podrían buscar una solución para la personas que quedan desempleadas.

Por último, la respuesta para los desempleados se puede entender como un: 'esperá hasta que generemos la curva de crecimiento', que se parece mucho a la teoría del derrame, de la que tanto se esperó en los 90 y poco se vio en la realidad.

Lo que queda claro es que el modelo que se impone es con la gente afuera, dejando en la calle a miles de familias, disputándose las pocas migajas que ofrecen tanto los privados como el sector público.