Casi una semana atrás, el juez Sebastián Casanello participó de un coloquio mundial contra la trata de personas y el crimen organizado, en la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales. Pero antes de eso, el líder religioso conversó con él, largo y tendido en la casa Santa Marta, una de las residencias del Vaticano. Si bien no trascendió el contenido de la entrevista, fuentes vaticanas reconocieron que Casanello le contó a Bergoglio sobre las fuertes presiones mediáticas "pero conducidas desde las sombras" que lo persiguen en sus tareas de investigación.

Vatican Insider reveló que el juez que investiga al presidente Mauricio Macri transmitió su preocupación al Papa, por las constantes operaciones de prensa que lo tienen en foco. Según sus sospechas, Casanello señaló maniobras de desprestigio “conducidas por los servicios de inteligencia desde las sombras” que tendrían al espía ex SIDE, Jaime Situso: un oscuro personaje bien conocido por Bergoglio.

"En Roma saben bien que el artífice de esa estrategia es nada menos que Antonio "Jaime" Stiuso, operador de inteligencia que supo espiar incluso al cardenal arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio y que luego fue desplazado de los servicios secretos a finales de la presidencia de Cristina Fernández y hoy parece haber regresado por sus fueros", afirma el sitio de información especializada.

Casanello está convencido de que son represalias por haber investigado a Stiuso -enriquecimiento ilícito- y dejarlo al borde de la indagatoria. La causa le fue “arrancada” por la Sala I de la Cámara Federal, y desde diciembre de 2015, el caso pasó a Claudio Bonadío, a Rodolfo Canicoba Corral y, finalmente, a Marcelo Martínez Di Giorgi. En un claro manto de oscuridad, el magistrado que investiga en la actualidad expulsó a la Fundación Alameda como querellante, la misma organización que presentó la denuncia original. 

Francisco y Casanello mantienen una relación cercana desde hace un tiempo: en enero, el religioso le envió una bendición apostólica firmada de puño y letra, junto a una copia dedicada de su carta encíclica sobre el cuidado del ambiente “Laudato si”. Este texto caló hondo en el trabajo profesional del magistrado, que justificó resoluciones sobre una minera contaminante en San Juan, con citas textuales, contra los empresarios.

Luego del encuentro, y al término del evento en la Academia Pontifica, Francisco pronunció un pequeño discurso en el que se adivinó un guiño: “Yo se que ustedes sufren presiones, sufren amenazas de todo tipo, y se que hoy día ser juez, ser fiscal es arriesgar el pellejo y eso merece un reconocimiento a la valentía de aquellos que quieren seguir siendo libres en el ejercicio de su función jurídica”, animó a los concurrentes del coloquio internacional.

Según advirtieron las fuentes vaticanas, el Papa se quedó con una “muy buena impresión” del juez, a quien le reconoció un “buen corazón”, “una actitud recta y transparente”.