La intención quedó clara de entrada: Mariana Brey no quiso discutirle a Carignano la razón de su maltrato verbal a las diputadas libertarias sino correrla por izquierda, acusándola de atacar a las mujeres por vivir de la sexualidad.

Pero la exfuncionaria de Alberto Fernández no cayó en la celada y le explicó, con toda calma, que no se refería a lo que hacen con su vida, sino el cargo que ocupan gracias a eso.

Para rematarla la adoctrino sobre el efecto que tiene avalar la conducta de que ciertas mujeres accedan a cargos trascendentes por favores sexuales.