Puede fallar, decía Tu Sam, y falló. En un pretendido paso de comedia, Eduardo Feinmann encarnó al Gobierno en el diálogo que tuvo con un productor agropecuario, con el cual tenía más coincidencias que divergencias.

Pero el bueno de Eduardo Feinmann quiso ir más allá y se puso en el rol de Cristina -cuando no- para jugar con la crítica de que este sector aprovechaba los grandes dividendos de la suba de las materias primas para comprarse departamentos en Miami.

Lo que no esperaba era la respuesta del productor, que lo dejó descolocado.