El periodista se mostraba visiblemente molesto por el éxito de convocatoria a la presentación de Sinceramente, a pesar de la lluvia torrencial y empezó a identificar a cada uno de los que veía en pantalla.

Feinmann trataba de descalificar a cada uno de los invitados diciendo cosas como "el aplaudidor de turno" o simplemente nombrándolos como dando a entender que la sola presencia en el lugar significaba algo malo... hasta que la cámara se posó sobre Daniel Vila, dueño del canal donde trabaja Feinmann y el periodista no pudo hacer otra cosa que llamarse a silencio... y se notó mucho.