El senador José Mayans había hecho referencia a las políticas del gobierno de Macri y Esteban Bullrich pidió la palabra porque dijo haber sido aludido personalmente, pero cuando le abrieron el micrófono, empezó a negar que la pobreza haya sido responsabilidad del gobierno anterior por lo que Cristina pidió que le cerraran el micrófono para explicarle, una vez más el reglamento del Senado.

Más tarde el exministro de educación fue al programa de Viviana Canosa a decir que se había sentido censurado y que no le habían cerrado el micrófono a él sino a los 4 millones de bonaerenses que lo votaron.

Es probable que una gran parte de esos bonaerenses entiendan de primera mano que los reglamentos están para ser cumplidos. Que si quiere refutar a otro senador lo tiene que hacer en su turno y que no puede pedir la palabra salvo que haya sido aludido personalmente. 

Es decir que el Senador desconoce el reglamento pero se considera censurado si la presidenta de la Cámara, a esta altura haciendo docencia, hace cumplir ese reglamento.