Si quiso ser una arenga negacionista, se quedó corto, aunque a muchos nos produzcan un rechazo profundo sus palabras. Si quiso dar su visión de la historia reciente del país poniendo una supuesta objetividad, estuvo lejísimos de hacerlo. La única explicación posible es que intentó sacar un rédito político agudizando el maridaje de anarco-liberalismo con neofacismo tan propio en estos tiempos de crecimiento de la ultraderecha.

La desesperada búsqueda de votos para una candidatura que raspa en el mismo espacio que navega con comodidad Javier Milei pero no encuentra la misma repercusión, no parece crecer con estos intentos de figuración buscando generar críticas virulentas -el histórico ‘que hablen mal, pero que hablen’- diciendo lo que se sabe que va a encontrar repudio.