Está claro quién es el apuntado como el enemigo a derrotar: Axel Kicillof. La buena imagen que conserva a pesar de haber transitado la pandemia en uno de los distritos que más la padecieron y la estrecha relación política que mantiene con Cristina Fernández lo pone en la mira de los precandidatos a las presidenciales del 2023.

En un extraño juego a perder de José Luis Espert, decidió que para "combatir a un enemigo peor" prefiere ir a a unas PASO con dos gigantes como el macrismo y el radicalismo, que se lo van a deglutir.

¿Por qué dinamitar su espacio? Tal vez porque el movimiento está sobredimensionado en las redes y las encuestas muestran la realidad, o porque prefiere aparecer aunque sea como furgón de cola de un imaginario gobierno de la oposición.

Pero antes, deberá responder por qué se junta con quien antes criticó hasta el hartazgo de ser la principal figura del "capitalismo prebendario".