Hay pocas más denigrantes, estigmatizantes y perversas que comparar a un ser humano con un animal. No hay nadie que lo discuta y hasta en la Justicia es motivo de agravio y debe ser penado.

Pero José Luis Espert puede presentarse en la televisión y muy suelto de cuerpo decir que en el conurbano se vive en un estado de animalización sin que nadie lo corrija, lo interpele o lo juzgue.

El corrimiento hacia la derecha que trajeron los libertarios a la política hizo que se escuchen barbaridades de este tipo sin que haya en la sociedad un reflejo ante la falta de respeto de estos candidatos.