Fue una marcha multitudinaria, pero que se vio opacada por el accionar de sus propios organizadores, que no estuvieron a la altura del reclamo de las bases. Mientras cientos gritaban por el inicio del paro, el triunvirato se limitó a anunciar la huelga general pero sin fecha específica. 

El descontento llegó hasta las cercanías del escenario, parte por la indignación que produjo la falta de definiciones, pero también por las deficiencias de la cúpula de la CGT, que parece no tener la misma capacidad de organización y contención que exhibía su predecesor, Hugo Moyano.

Como se ve en las imágenes, cuando Acuña abandonó el lugar, hubo gritos, corridas e insultos. Rodeado y tratando de buscar refugio. Así terminó el gremialista que, curiosamente, fue el convocante de la marcha.