La cara de Guillermo Lobo lo decía todo. En su mutismo estaba la imposibilidad de responder a una acusación que no tenía contrapunto.

Es que Juan Grabois no cae fácilmente en las trampas que le proponen y cuando lo acusan de no respetar la propiedad privada, se opone y dice que él si la respeta.

Pero en el caso del campo de Dolores Etchevere les corrió la cancha y les pidió apego a la Justicia tanto como el que debe tener el Grupo Clarín.