Roberto Cachanovsky es un habitué de los programas del grupo Clarín o del canal de La Nación. Está claro que entendió el juego y les da a los que lo llaman lo que ellos quieren.

Su receta es siempre la misma: defensa de la libertad de mercado, propiciar un ajuste como método inevitable para solucionar las complicaciones de la economía doméstica, y manifestar que se debe cambiar la cultura del Estado dador de ayuda para los sectores más beneficiados.

Pero debería modernizar sus historias, porque a esta altura del partido volver sobre "enseñar a pescar" suena a sopa recalentada.