Es notable lo que les cuesta a los integrantes de Juntos por el Cambio responder preguntas que no son meras sugerencias para que se explayen. 

Acostumbrados como están a ser interrogados por la prensa hegemónica, suelen perder la línea cuando alguien les hace consultas un poco más a fondo.

Y terminan como Naidenoff, a los gritos porque no se les reconoce como verdad absoluta lo que sostienen.