Los comicios para la Asamblea Constituyente en Chile dejaron heridas en la derecha vernácula que históricamente ponían al país vecino como el ejemplo de lo que debía hacerse, para alcanzar un mejor nivel de vida siguiendo sus lineamientos económicos.

La realidad les dio una cachetada primero con las revueltas populares contra el modelo heredado de la dictadura de Pinochet y que seguía enquistado en la Constitución, y ahora con el voto.

La mayoría de los votos fueron para candidatos de izquierda o centro izquierda, dejando al oficialismo de Piñera con sólo el 21% de los sufragios.

Pero Iglesias no se resigna a entender que por algo el pueblo chileno votó de esa forma y los saludo de la peor forma, olvidándose de las penurias que ya vivía gran parte de la ciudadanía en ese país.