El politólogo, Sergio Berensztein, y el economista, José Luis Espert, ambos oficialistas y afines al Gobierno de Macri, parecen preparar el terreno para lo peor. 

El oficialismo mira con buenos ojos una reforma laboral para después de las elecciones, donde se pueda flexibilizar a los trabajadores y darle poder a sus amigos empresarios.

De esta manera instalan en el inconsciente colectivo de la gente que la pérdida de miles de puestos de trabajo podría ser positiva.