Mauricio Macri insistió en su dolor por la gente que tiene que "poner el hombro": claro, lo que menos está poniendo el Presidente es su cuerpo, apenas se esfuerza en beneficiar a las grandes empresas internacionales y para disfrazar la destrucción de la industria nacional, se aferra a sus viejos y provechosos socios.

Durante la presentación de una ampliación en la planta que el Grupo PSA (Peugeot-Citröen) aseguró que la economía "comienza a dar sus primeros pasos en el camino del crecimiento", aunque admitió que para "mucha gente todavía no arrancó" antes de -una vez más- refugiarse en la 'pesada herencia'.

En el marco en el que más cómodo se siente, es decir el ámbito empresarial, el jefe de Estado insistió en que "este es el camino que tenemos que recorrer, sector por sector, encontrando las mejores ideas, porque es un mundo muy desafiante el que nos toca enfrentar, un mundo que nos obliga a ser flexibles, inteligentes, a sacar lo mejor de cada uno".

Con la decisión de utilizar esa terminología frente a un auditorio del sector fabril, el mensaje implícito que el Presidente disfraza de buen augurio futurista, no es más que una declaración de disciplinamiento para los trabajadores.

Si hacemos un poco de memoria, la familia Macri estuvo asociada a la automotriz francesa desde la época de Sevel, cuando los trabajadores fueron perjudicados y el clan empresario logró que el entonces ministro Cavallo estatizara su deuda -qué casualidad, la misma maniobra que intentaron con el Correo- y en consecuencia, las arcas públicas financiaran sus negocios.