A Ricardo López Murphy no hay nada que le guste más que mostrarse como una persona alejada de las pasiones y gustos populares. No lo hace como una reivindicación de clase, lo hace para agradar a la clase a la que quiere pertenecer.

Eso lo lleva a criticar cualquier cosa que tenga aroma a pueblo, a fiesta en la calle, a reunión organizada para que los vecinos se encuentren. Y en los corsos de carnaval halló una fuente de escarnio para poder golpear en donde más le gusta y sabe que su núcleo -pequeño- de seguidores se lo va a festejar: al kirchnerismo y a las reivindicaciones contra las violaciones a los derechos humanos de la Dictadura.

Como en estos carnavales una de las murgas cantó contra el ajuste neoliberal y reivindicó los logros del kirchnerismo, para el radical es razón suficiente para asegurar que todas las demás también bajan un mensaje político en esa dirección. Así que aprovechó para pedir que no se financien más los carnavales y de salida dejó un mensaje negacionista.