Veinte personas contaron los periodistas que se acercaron hasta la puerta de la Quinta de Olivos en busca de la repercusión por el llamado del sector duro del PRO a protestar contra el Gobierno por el acuerdo alcanzado por Alberto Fernández en la causa de la fiesta de cumpleaños de su esposa.

La imagen era tan pobre como la de una kermese que se está terminando, un carnaval a contratiempo, al ver a unos pocos tratando de arengar con silbatos, cantos y cacerolas un reclamo en el que no se prendieron ni los propios que lo organizaron.