O es una estrategia espectacular que nadie ve o a Florencio Randazzo le están comiendo la billetera. Sino no se explica como alguien pudo convencerlo de que actuar una charla con su mamá retándolo por cómo lleva la campaña puede ayudarlo a conseguir más votos.

La imagen de Randazzo recibiendo el reto de su madre -no tan mal actuado, hay que decirlo- no lo deja parado en el lugar del estadista sino en el de un humorista de ocasión que busca el chiste para ver si así logra algo de interés en los medios y el electorado.