El mural no hace más que rescatar una imagen del Santo Padre y una pregunta que se hacen todos alrededor del mundo. Por qué los mandatarios que detestaban y hasta insultaban al Papa, como el caso de Javier Milei gastaron dinero público que se supone que no tienen para viajar a Roma a despedirlo.

Milei debe estar feliz con el grafitti ya que en esta oportunidad está realmente en la misma imagen que Donald Trump, aunque en realidad sea una crítica y no la payasada que dijo en la televisión la diputado libertaria Juliana Santillán.

En esta obra de arte callejera se puede ver a Francisco con cara de asombrado y revisando esa lista de sus detractores que parecen haber cambiado de opinión después de su muerte, o tal vez el único objetivo sea sacar rédito político de un hecho que generó una conmoción internacional.