El conductor lanzó su sarcasmo para dictar una especie de diagnóstico médico, para justificar que los padecimientos de la joven están relacionados al miedo de caer presa, sabiéndose el blanco central de una movida para desprestigiar políticamente a su familia.

"Hace rato que dejó de ser una pobre nena", pronunció Feinmann pegándole a su víctima, ya sufriendo la peor derrota: tal es el hostigamiento que sufrió Florencia, que ni siquiera le permitieron mantener su energía vital.

A pesar de no existir ni las más mínima condena, el periodista afirma una y otra vez que afanaron, que robaron y que la mayor parte del país los quiere ver presos, y lo menciona con el tupé de negar que se trate de odio.