Es tan clara la jugada que se ve a diez cuadras de distancia. No solo es asegurar que lo que hicieron durante su gobierno -que va desde las escuchas ilegales a propios y extraños, al uso de una Mesa Judicial para encarcelar a quien quisieran sin justificación, entre otras cosas- fue limpio y en consonancia con lo que marca la Constitución nacional, sino ir más allá y asegurar que se pasaron de buenos.

Y ese mensaje es también para su electorado, el núcleo duro de odio antiperonista, al cual le asegura que si los vota esta vez irán mucho más a fondo con su venganza.