Mauricio Macri viajó a Brasilia para participar este jueves de la 51° cumbre de jefes de Estado del Mercosur, donde brindó un discurso teñido por cierto cinismo, sobre todo al referirse a Venezuela.

El Presidente envió un "mensaje de solidaridad al pueblo venezolano" y abogó por el "respeto a los derechos humanos y la libertad de los presos políticos" en ese país, dijo en el Palacio Itamaraty de la capital brasileña, sin ponerse colorado.

Hablar de derechos humanos y pedir la libertad de presos políticos, en boca de quien horas antes ordenó sucesivas y violentísimas represiones contra miles de manifestantes, en el afán de aprobar una ley que reduce haberes de millones de jubilados y pensionados, ni siquiera puede ser calificado como exabrupto.

Y dicho por un mandatario cuyo gobierno carga en sus espaldas las muertes recientes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, y en complicidad con el gobierno de Jujuy y la Justicia de esa provincia mantiene detenida a Milagro Sala, solo puede calificarse como cínica impostura.