No necesita un disparador, un acontecimiento que precipite su diatriba contra el populismo y -según su interpretación- la versión local que es el kirchnerismo.

Eduardo Feinmann sacó las garras y sacudió sus insultos y argumentos discriminadores contra uno de sus enemigos preferidos, al cual le atribuye la culpa de todos los males.

Mirando a cámara se largó con una parrafada extensa sobre lo que cree que quiere el kirchnerismo de los jóvenes para tenerlos a su merced y captar sus votos en las elecciones.