"A los homosexuales se los ha discriminado, estigmatizado y tratado mal a lo largo de los siglos, como un grupo peligroso, desviado, de enfermos, de viciosos. Pero como para mí son simplemente seres humanos, tan normales como cualquiera de nosotros, me parece que había que defenderlos de estos ataques cargados de prejuicios", había dicho José Nicolás Alessio, sacerdote cordobés.

Por esa declaración fue "penado con la dimisión del estado clerical" por el arzobispado de esa provincia por apoyar el matrimonio igualitario, actitud que ya le había costado la suspensión en agosto de 2010. Alessio había advertido entonces: "Con esa jerarquía ya no quiero tener nada más que ver".

"Ha perdido automáticamente los derechos propios del estado clerical y ya no está vinculado en adelante a las restantes obligaciones conexas", explicó el vicario judicial Dante Eduardo Simón.

A través de un comunicado, el arzobispado explicó que Alessio "permanece excluido de todo el ejercicio del sagrado ministerio, de acuerdo a las normas que obligan a los presbíteros que han sido dimitidos", agregó.

En tanto, Alessio admitió que "lo esperaba", y agregó: "Mi reflexión es que más de 30 años al servicio del pueblo de Dios no ha significado nada para la Iglesia Católica" y que "bastó que opinara distinto al Arzobispado para me echaran".

Alessio aseguró que seguirá "compartiendo los sacramentos como hasta ahora" y consideró que a los fieles "no les importan estas decisiones oficiales".

"Si hago un bautismo o un casamiento me lo tendrán que reconocer porque no pueden borrar lo que soy: un sacerdote. Por más que a un médico lo despidan, sigue siendo médico", reflexionó.