En junio último trascendió un audio de whatsapp del entonces director de Infraestructura Escolar de la Provincia de Buenos Aires, Mateo Nicholson, en el que pedía a su interlocutora que inflara un presupuesto de cocinas para las escuelas bonaerenses.

Días más tarde, el funcionario de María Eugenia Vidal era licenciado de su cargo, pera las consecuencias del accionar del gobierno provincial –pasado y presente– se evidenciaron criminalmente esta semana, cuando la explosión en una escuela de Moreno acabó con dos vidas.

En definitiva, un anafe mal instalado en la Escuela 49, es decir un arreglo que no se efectuó o una cocina que no se instaló adecuadamente por los sobreprecios, confluyeron para terminar con las vidas de Sandra Calamano, la vicedirectora de 48 años, y de Rubén Rodríguez, el portero de 49 años.

Todo ello a pesar de que el personal del establecimiento educativo, docente y no docente, hizo sistemáticos reclamos al Consejo Escolar que depende del gobierno bonaerense; reclamos que, como denuncia la comunidad educativa de Moreno fueron sistemáticamente desoídos.

"Esto tiene que ver con el vaciamiento que hay de las escuelas públicas de la provincia. ¡Nos da tanta rabia que nos desprestigien a los maestros diciendo que somos vagos cuando somos los que mantenemos las escuelas de pie!", dijo a la prensa Hernán Pustilnik, docente desde hace 17 años en la Escuela 49.

Concretamente: la corrupción del gobierno macrista de la provincia y su desidia mataron a dos personas. Y, como ya formalizó Mauricio Macri, el ajuste no cesará hasta el último día de su mandato