Un dato llamativo del cacerolazo del 13 de setiembre fue que las expresiones espontáneas de muchos manifestantes transmitían una carga de violencia y odio irreproducible, hecho que complicó a los medios que querían tomar declaraciones y no podían poner al aire las groserías que se escuchaban.

La carga de violencia de algunos de los sectores que se oponen al gobierno no ha cedido, al contrario, ayer se pudo ver la imagen que ilustra esta nota en la convocatoria a un escrache a Guillermo Moreno, que nos exime de todo comentario.

Por ese motivo el Ministro de Justicia, Julio Alak, denunció hoy que el Secretario de Comercio "es víctima de amenazas de muerte con tono mafioso e instigación a la violencia"

Respecto a las expresiones violentas proferidas por los manifestantes el 13 de setiembre, algunos analistas interpretaron que en realidad se debieron a que en líneas generales las personas que salieron a la calle no tienen formación política y militancia partidaria, razón por la cual dicen espontáneamente a una cámara las mismas barbaridades que pueden proferir en la cocina de su domicilio conversando con un familiar. Es posible, en efecto, que algo de eso haya, pero el afiche mostrando a Guillermo Moreno en un ataud con un balazo en la frente ya no es producto de un ataque de ira, mas bien es la consecuencia de operaciones provenientes de sectores que no están buscando otra cosa que generar violencia a raudales.

Por eso uno de los desafíos de los sectores que se oponen con total derecho al gobierno pero valoran la convivencia en democracia es encontrar rápidamente los mecanismos para despegarse de los violentos.