Marcelo D'Alessio se dio cuenta de que se convirtió en un indeseable, en una mancha a la cual ninguno de sus antiguos amigos quiere quedar pegado.

Conoce el paño y sabe cómo terminan estas cosas, con algún perejil pagando por los delitos cometidos por otros. Pero él no quiere ser ese perejil y sabe que debe pegar el grito si quiere que alguien interceda por él.

La amenaza de contar todo lo que sabe es lo único que le queda y para usarla debe ir hasta lo más alto, Y eso es ir contra su jefa directa Patricia Bullrich quien había negado tener contacto con D'Alessio.

Si el exagente de inteligencia llega a hablar podría provocar un terremoto en la oposición.