El periodista Nestor Dib entrevistó a un taxista que hablaba de espaldas a la cámara. El trabajador contó que una de las joven pasajera que le tocó llevar se quejó de no tener con quién "garchar".

La anécdota pareció intentar justificar o matizar que días atrás una chica fue violada en un taxi.

Este tipo de casos obliga a ciertos recaudos a la hora de tratar mediáticamente los temas. Si bien, el episodio no debe ser tomado para criminalizar a todos los taxistas, tampoco se puede sostener en cámara que la forma de ser de la juventud o cómo vivan su sexualidad, puede ser un justificativo para una violación.