Lo que hicieron Gabriela Michetti y Laura Alonso es claramente un delito. Michetti desde su cargo de vicepresidenta le pide a la titular de la Oficina Anticorrupción que saquen de una investigación a un amigo de ella. Y Laura Alonso cumplió con el pedido de Michetti. 

Para colmo de males toda esta operatoria corrupta quedó registrada en un llamado que afortunadamente se hizo público y muestra a las claras cómo se manejaba el macrismo.

Pero además de la denuncia penal contra ambas por tráfico de influencias también se abrió una investigación interna en la OA a cargo ahora de Félix Crous.

En la causa en cuestión la OA había denunciado a la Anses por haber desviado 118 millones de pesos entre 2010 y 2015 a publicidad, y en la misma se vio involucrado el amigo de Michetti, Guillermo Pino, o al menos así era hasta que intervino Laura Alonso.