Cristina Pérez escribe -o le escriben- los editoriales en los cuales desgrana acusaciones durísimas como "defraudaron al ciudadano" o "el Poder es privilegio", o "es una práctica fascista" como si fuera la más acérrima opositora al Gobierno en plena campaña electoral. No lo es, quiere pero no lo es, hay otros que son peores. Se esfuerza sin embargo, hace lo que tiene que hacer, dice lo que tiene que decir, y le habla a su público, inyectándole el veneno necesario para vivir el día a día odiando al peronismo.

Ya no necesita decir lo que piensa y a quien apoya, porque está muy claro, pero lo más perverso es que dice que es una periodista independiente, y critica al ''periodismo militante"... y hasta hay un público que se lo cree.