Cristina Kirchner tuvo que explicar que por la aplicación de la teoría del derecho penal, si ella es considerada jefa de una asociación ilícita, todos los actos realizados por ella serían ilegítimos, incluso el nombramiento del fiscal Luciano como tal.

Lo ridículo de la causa en general y de los argumentos en particular que fueron desmentidos de a uno por Beraldi, dieron lugar a que la vicepresidenta explicara cuáles son los posibles efectos ridículos de retorcer los códigos y las leyes.