El ensayo, en el que los autores destacan los avances y atributos nacionales, populares y democráticos que caracterizaron los últimos doce años de gobierno kirchnerista, tiene como particularidad que está prologado por la ex Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.

El texto que escribió Cristina Kirchner como prólogo a la obra:

Con sólo recorrer el índice de la presente obra, se advierten dos cuestiones centrales. Una de cuestión fáctica: la descripción de el Plan de Obra Pública más importante de nuestra historia. De un obra pública que va desde lo convencional, como rutas, autopistas, viviendas, agua potable, etc., hasta poner en órbita, por primera vez en la historia de la Argentina, dos satélites geo-estacionales, comunicacionales Arsat 1 y Arsat 2, de proyecto y ejecución argentina, que nos permitieron ingresar al selecto club de países desarrolladores de satélites.

La otra cuestión es de carácter teórico, y es el análisis pormenorizado de nuestra historia, desde 1810, y el debate de dos proyectos políticos antagónicos. La novedad es que no se habla de dos proyectos de país, como comúnmente nos tienen acostumbrados a leer en letras de molde o en comentarios al pasar de radio y televisión. Se afirma, con certeza y prueba histórica, que hay una sola posibilidad de ser país, y es que sea autónomo, soberano, industrial y socialmente justo. En definitiva, un país que incluya a todos los argentinos.

El aporte teórico-práctico de este libro, es precisamente que no habla solamente desde las ideas y las convicciones, sino cómo esas ideas y convicciones se pudieron llevar a la práctica en un plan de infraestructura nacional, federal y sin precedentes en la historia argentina. Y vincula, además, que la construcción y el desarrollo de dicho plan no es una casualidad, sino que hace precisamente al reconocimiento de la pugna entre dos proyectos políticos: el de la autonomía o el de la subordinación.

Leer este verdadero compendio de LO HECHO en los últimos 12 años y medio, sin lugar a dudas el período de estabilidad económica y social más fecundo de las últimas décadas, valida la convicción de que el desarrollo de una nación no puede ser independiente de las ideas. Las utilización de mayúsculas, para remarcar lo hecho, no es casual ni es una cuestión tampoco menor, en una sociedad hastiada durante décadas de discursos y promesas electorales, que a la hora de ejercer el gobierno, quedaban en el arcón de los recuerdos. El gobierno que comenzó el 25 de mayo de 2003, con un hombre que vino del sur y que sólo prometió no abandonar sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada y que culmina el 10 de diciembre del año 2015, con quien fui invitada a prologar esta obra, se caracterizó, más allá de nuestros aciertos y errores, en hacer lo que nunca nadie había hecho: no podrán encontrar en discursos o campañas electorales promesas de campaña. Y en estas páginas están las pruebas irrefutables de los que se hizo en materia de infraestructura económica y social: un país que se reconstruyó de sus propias cenizas.

Compatriotas, empieza una nueva etapa en la República Argentina. Hemos dado grandes pasos. Que hemos recorrido miles de kilómetros en el camino de nuestra Segunda Independencia, resulta incuestionable. Los 42 millones de argentinos y argentinas debemos sentirnos orgullosos al respecto de lo conseguido y del funesto pasado que hemos dejado atrás. En ese camino, es clave recordar, nos iniciaron Belgrano y Moreno; nos guiaron Azurduy, Artigas, San Martín y Bolívar; nos impulsaron abasteciéndonos de conciencia y de Patria Manuel Dorrego, Quiroga, Peñaloza, Varela, Ferré, Rosas y Fragueiro; Hipólito Yrigoyen, Juan Perón y Eva nos catapultaron a velocidades impensadas.

Después de andar a campo traviesa como parias sin destino durante casi medio siglo, Néstor nos reencauzó por el camino de la dignidad nacional y la alegría; señalizó su recorrido y nos recordó de dónde veníamos y hacia donde queremos llegar. El gobierno nacional que culmina este diciembre de 2015 ha optimizado aquellas señalizaciones y agregado nuevas, pavimentado su calzada, construido y modernizado la infraestructura de servicios y auxilio para los 42 millones de viajeros y las 23 provincias embarcadas. Tal vez intenten desvíos de ruta. No les resultará fácil, porque el pueblo argentino se ha empoderado como nunca y ya no hay vuelta atrás. Satélites propios nos guían desde arriba, sin viejas e indeseables interferencias. Una energía soberana, impulsada de forma progresiva por reactores nucleares e hidrocarburos nuevamente argentinos, nos proveen del combustible necesario para acelerar la velocidad. Técnicos y científicos avezados piensan y desarrollan con cabeza propia continuas mejoras en los motores. La planificación de una Argentina nacional y su geopolítica autónoma están echadas y, como tan acertadamente señala Julio, ha irrigado (término contrapuesto al célebre "derrame" acuñado por el neoliberalismo) en desarrollo genuino, empleo, industria y calidad de vida para el pueblo y las 23 provincias sin excepciones. Así que a no desesperar; a aprovechar al máximo la nueva etapa que comienza, repleta de desafíos cuya superación nos harán aún mejores, más conscientes y eficaces. A no bajar los brazos, que ni Néstor ni esta Presidenta se dieron ni se darán nunca por vencidos.

Con toda la pasión, la fuerza y la determinación, a defender las conquistas, a reconquistar a los compatriotas confundidos que dieron su voto a la reacción y a avanzar juntos en el camino de nuestra Segunda Independencia, como la Presidenta y conductora del movimiento nacional una y otra vez nos convocó. El libro aquí presentado se propone avanzar en este sentido, como un aporte valioso para la organización y la acción revolucionaria. En la semana del aniversario de la Batalla de Ayacucho, hacemos propia la arenga del General antioqueño José María Córdova: "¡A paso de vencedores!", agregando humildemente: ¡A paso de vencedores... Revolucionamos o erramos!