Durante la campaña electoral previa a las elecciones presidenciales de 2015, Mauricio Macri prometió todo lo que pudo prometer: bajar Ganancias, subir los salarios, bajar la inflación y así. En pocos meses, pasó todo lo contario: no bajó ganancias, subieron las tarifas, se dispararon los precios y se licuaron los salarios…

En esas circunstancias, el latiguillo trastocó en “segundo semestre”: la promesa era que en la segunda mitad de 2016 todo iría mejor. Y no: fueron promesas vanas porque el consumo siguió cayendo, la inflación siguió subiendo y miles de personas engrosaron el ejército de desocupados. Encima, abrió indiscriminadamente las importaciones, jaqueando la industria nacional.

Ahora, cuando pasaron ocho meses del segundo año de gestión y sin mucho que decir a favor de las políticas implementadas, el macrismo vuelve a la carga con promesas de recuperar el paraíso perdido. Claro: estamos justo en medio de una nueva campaña electoral…

Fue Marcos Peña quien sumarió este martes las nuevas promesas de campaña: sostuvo que "el año próximo va a crecer" la economía, "va a haber menos inflación, más crédito, más obra pública y más empleo".

Durante una conferencia de prensa que ofreció en el Centro Cultural Kirchner al término de la reunión ampliada de Gabinete que presidió Macri, el jefe de Gabinete anunció pomposamente que “el año próximo” el Gobierno Nacional cumplirá lo que ni rozó.

"Podemos decir a los argentinos que el año próximo vamos a crecer, va a haber menos inflación, va a haber más crédito, va a haber más obra pública, más generación de empleo y más oportunidades para los argentinos", dijo sin ponerse colorado.