El 21F no logrará aglutinar a toda la cúpula cegestista, que prefiere abandonar a Hugo Moyano a su suerte en el reclamo contra el Gobierno. De este modo, el camionero sólo contará con el sector más combativo de la Corriente Federal, las dos CTAs y los movimientos sociales. 

El anuncio formal lo hizo el triunviro Carlos Acuña, quien si bien ratificó el apoyo del sector a los reclamos del gremio de los camioneros, en el mismo acto comunicó que no participará de la protesta. Detrás de este anuncio se encuentra Luis Barrionuevo. El dirigente gastronómico anunciaría su movida de manera formal el miércoles.

"Tenemos sectores políticos que se cuelgan a un reclamo de los trabajadores que no corresponde que se politice. Le damos argumento al mismo Gobierno para decir que los mandó Cristina y no es así", se justificó Acuña en diálogo con el programa Toma y Daca, por radio El Mundo. El mismo argumento había sido utilizado dos años atrás por Barrionuevo para bajarse a último momento de una protesta frente al monumento al trabajo, en el centro porteño, organizada entonces por todas las versiones en las que estaba dividida la CGT. En esa ocasión el gastronómico alegó que lo hacía por la presencia del "PJ residual".

Según Mariano Martín, periodista especializado de Ámbito Financiero, se trata de "la principal baja sufrida por Moyano" en la movilización pautada en la avenida 9 de Julio.

Como ya se sabía con anterioridad, los denominados "gordos" y los "independientes", de buen diálogo con el Gobierno, ya habían avisado que no participarían. Lo que era de esperarse. Les siguió Víctor Santa María, del gremio de encargados, a pesar de haber sido partícipe de la reunión de Consejo Directivo de la CGT en la que el camionero se hizo respaldar por una mayoría transitoria de dirigentes.

De este modo, la primera marcha del año contra Mauricio Macri se verá reducida, al menos desde los convocantes. Dentro de la CGT, el principal apoyo a la marcha será el de la Asociación Bancaria, de Sergio Palazzo, y los siempre leales a Moyano.

La deserción, que se confirmará este miércoles en un encuentro que mantendrá la dirigencia de la ex CGT Azul y Blanca, con Barrionuevo como máxima figura, será un golpe político dañino para Moyano y los opositores pero no implicará una merma significativa de participantes. El sector del gastronómico no tiene por costumbre realizar aportes logísticos significativos en manifestaciones que no sean propias.

Tampoco resultó una acción sorpresiva para quienes hasta ayer eran aliados de Barrionuevo y menos para sus rivales o para el Gobierno. De hecho en la CGT circulaba desde mediados de semana la versión de que el gastronómico se había puesto en contacto con dirigentes y funcionarios de Cambiemos con los que mantiene diálogo frecuente, como Daniel Angelici o Gustavo Arribas, para ofrendarle al Gobierno la baja de Acuña e incluso la suya propia a cambio de retomar un vínculo que permanecía deteriorado desde agosto pasado, cuando tras una marcha de la central Macri del Ejecutivo a Ezequiel Sabor, entonces viceministro de Trabajo y de buena relación con el gastronómico y luego destinado a la embajada argentina en México.

La vuelta de tuerca en el plano sindical de Barrionuevo no parece disociada de la postura que exhibió hasta ahora su esposa, la diputada nacional Graciela Camaño, en contra de las negociaciones abiertas en el PJ para explorar una eventual unidad entre su sector, el Frente Renovador de Sergio Massa, el espacio de Florencio Randazzo y el de Cristina de Kirchner. En el Ejecutivo juran que no hubo promesa alguna al sindicalista para torcer su voluntad. Pero no descartan reanudar algún tipo de nexo en las instancias que necesariamente los pondrán en una misma mesa como la paritaria de hoteleros y gastronómicos o las negociaciones por los fondos de las obras sociales sindicales.

En esa línea los que conocen desde hace décadas al gremialista -desde cualquier lugar del mostrador- afirman que nunca tuvo como objetivo romper con el Gobierno. Su acercamiento a Moyano fue alimentado por las causas judiciales que los tienen a ambos como investigados, como las que instruyen los jueces federales Sandra Arroyo Salgado (San Isidro) y Luis Armella (Quilmes), que exploran un entramado de facturas apócrifas y que derivaron en allanamientos a sendas organizaciones gremiales así como la de empleados de estaciones de servicio, de Acuña, a mediados del año pasado. Su propósito era reanudar el flujo de fondos hacia su obra social y aminorar el ritmo de las investigaciones, pero nunca llegar al punto de no retorno con Macri al que arribó semanas atrás el camionero.

Desde el gabinete, sólo una voz se alzó durante el fin de semana para cuestionar al camionero. Fue la del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, quien en declaraciones periodísticos sostuvo que Moyano, "en vez de ir a la Justicia" a dar explicaciones "plantea una marcha", y agregó que su convocatoria "prácticamente no tiene acompañamiento del movimiento sindical" ni de los sindicatos del transporte. "En vez de ir a la Justicia a responder las acusaciones, plantea esta marcha que prácticamente no tiene acompañamiento del movimiento sindical, ni de casi ninguno de los sindicatos del transporte", aseveró el funcionario. Para Dietrich, Moyano "no está acompañando el proceso de cómo mejoramos las condiciones para generar trabajo en la Argentina