A mediados de diciembre del año pasado, Luis Barrionuevo no se iba con chiquitas a la hora de plantarse con sus reclamos ante el gobierno recién asumido de Mauricio Macri.

"Pediré un 50 por ciento de aumento en las paritarias", decía entonces el líder de la CGT Azul y Blanca, porque "la inflación se come todo"; incluso denunciaba que "los empresarios son voraces y especuladores".

Poco menos de dos meses más tarde, el gastronómico parece haber bajado definitivamente sus banderas y, al mismo tiempo, se muestra como alcahuete de las políticas ajustadoras que impulsa el macrismo.

"Los gremialistas sabemos perfectamente cuándo es momento para ganar y cuándo no. Y éste no es un momento para ganar", dice ahora Barrionuevo tras la reunión que compartió con otros sindicalistas en Casa Rosada, donde él y Hugo Moyano avalaron el techo que el Gobierno quiere imponer en las negociaciones paritarias.

Pero, como se dijo, no se queda ahí. Ante la ola de despidos en la administración pública, el gastronómico no duda en comportarse como cortesano de Macri y enemigo declarado de los trabajadores; es decir, se pone del lado del victimario y desprecia a las víctimas.

"A los ñoquis y a los que no trabajan en el Estado hay que echarlos a todos", sostuvo por radio Mitre, dándole aval –también– al argumento del Gobierno para impulsar esta especie de 'tercera reforma del Estado'. Y fue más lejos: "Creo que son 200 mil", precisó.

De pedir 50 por ciento en las paritarias a bajarse a la mitad, aceptando el tope de Macri; de "cuidar el empleo" y avalar y hasta enumerar la cantidad de "ñoquis" que hay que echar de la administración pública... El resumen de la vertiginosa carrera de Barrionuevo bajo el macrismo.