Cuando uno patea el hormiguero se dispersa todo y se puede ver a las hormigas corriendo en todas las direcciones. Algo así parece estar pasando en el mundo amarillo de los seguidores del macrismo.

Y Baby, fiel al rol que supo cosechar frente a la pantalla, no quiso que nadie se cruce de vereda. Aunque por las dudas, dejó una puerta abierta.