Es cierto que no hay que perder el foco sobre quién financió el intento de asesinato contra Cristina Kirchner más allá de haberse comprobado que empresas del grupo Caputo envió dinero a la presunta carpintería de Revolución Federal.

Tampoco hay que perder el foco sobre los autores intelectuales del intento de magnicidio ya que a juzgar por los que están detenidos queda claro que no pudieron haberlo planeado y ejecutado sin ayuda.

Pero Aníbal Fernández abrió un nuevo frente y es el de la especulación financiera. El punto a investigar según el ministro es quiénes se hubieran beneficiado económicamente con el impacto que hubiera tenido en el mercado si el atentado finalmente se concretaba.

Ahí hay una pata nueva en la investigación que podría develar quiénes querían a Cristina muerta.