En medio de la pandemia de coronavirus, el cobro del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) llegó como una de las medidas económicas para ayudar a los trabajadores informales y así apalear la crisis.

En este contexto, un vecino de Bahía Blanca le envió un vídeo a Alberto Fernández para agradecerle la implementación del IFE –que ya benefició a más de 8,5 millones de personas- y el Presidente le respondió con un conmovedor mensaje de aliento.

En un primer vídeo se lo ve a Ezequiel Masson, quien estaba sin trabajo hace un año, cocinando pastas, emprendimiento que puso en marcha con los 10 mil pesos de ayuda del IFE.

“Nunca le pedí nada al Gobierno pero decidí tomarlos frente a la necesidad tan grande que tenía”, expresó el hombre en el video, que durante el último tiempo se dedicaba a la venta de equipamiento médico.

Según cuenta, para la fabricación de pastas caseras usa una “vieja máquina Pastalinda” de su abuela y con los diez mil pesos pudo comprar “tres muzzarelas, un jamón cocido y algunas cosita más, y comenzamos a trabajar”: en 20 días pudo triplicar la inversión del IFE.

“Parece poco pero para nosotros fue muchísimo”, sostiene. “Cuando hablaban de reinvertarse no lo veía, pero un día desperté, lo vi y acá estamos señor Presidente. Le quiero agradecer, siga para adelante, no le afloje y le envío muchas fuerzas”, agrega.

La respuesta de Alberto Fernández fue conmovedora: “Te he visto trabajando, no en lo tuyo sino en lo que tenés que trabajar por ahora, pero me alegra que hayas podido esa muy chiquita ayuda que el Estado está dando”.

“Nos encontramos con que había mucha más gente de la que esperamos necesitando el IFE y por eso lo seguimos sosteniendo, para que por poco que sea, ayude a pasar mejor este tiempo difícil que nos toca vivir”, indicó el Presidente.

Y aprovechó para mencionar una anécdota personal: “Confieso que en algún momento también he hecho tallarines con esa misma maquinita”.

“Ojalá que pronto puedas volver a lo tuyo y todo en orden vuelva a recomponerse”, le dijo y subrayó: “Lo más importante es que todos sepamos que hay momentos en que el otro necesita ayuda y lo que tenemos que hacer es darla. Eso nos hace más humanos. No aflojes, porque ‘siempre que llovió, paró’, decía Olmedo y tenía razón''.