De cara a las elecciones, directivos del Fondo Monetario Internacional (FMI) se reunieron este jueves con el precandidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández, para escuchar sus planes en caso de ser elegido

En este sentido, Fernández les anticipó a los directivos que en si gana las elecciones pedirá “reformular los acuerdos sin exigirle más esfuerzos a nuestro pueblo”, según explicó el propio precandidato en un extenso comunicado.

A su vez, el exjefe de Gabinete cuestionó al Gobierno por no cumplir “con el propósito de reducir la deuda y la inflación, recuperar el crecimiento, generar empleo y combatir la pobreza", y señaló que si logra imponerse en los comicios buscará "estabilizar la economía para poder crecer como condición necesaria para pagar nuestras deudas".

Alberto se reunió con el director del Departamento del Hemisferio Occidental, Alejandro Werner; y el representante del FMI en la Argentina, Trevor Alleyne; quienes tienen previsto también un encuentro con el precandidato por Consenso Federal, Roberto Lavagna.

El comunicado completo de Alberto Fernández:

"En el día de hoy, he mantenido una reunión en mis oficinas con el Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, Sr. Alejandro Werner. Dicho encuentro había sido solicitado por la representación de dicho organismo en Argentina, con el propósito de intercambiar puntos de vista sobre la situación económica y conocer mis ideas en la materia como candidato a Presidente de la Nación.

La reunión se celebró en un marco de absoluto respeto.

Así, quise conocer de boca del señor Werner cuáles han sido las razones que han llevado al FMI a aprobar los créditos que ha otorgado al Gobierno de Mauricio Macri y a avalar su política monetaria y cambiaria.

Le hice saber que, más allá de mi condición de candidato a Presidente de la Nación por el Frente de Todos, soy un abogado educado en una familia cuyo padre era un Juez de la Nación, que hace más de treinta años enseña derecho y que ha hecho un culto del respeto a las normas.

En ese orden de ideas y entendiendo además que Argentina es parte del Fondo Monetario Internacional, manifesté mi profunda preocupación por el hecho de que, respecto de los créditos otorgados al Gobierno Nacional, ese organismo haya actuado y siga haciéndolo en abierta violación a lo dispuesto por Artículo VI del Acta Constitutiva del FMI cuyo primer párrafo dispone que “ningún miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital”.

El préstamo otorgado por el FMI asciende a la suma de US$ 57.000 millones. Esa suma representa más del 65 % del total de su cartera de préstamos, constituyendo así un hecho inédito no sólo en la historia del FMI, sino a nivel global.

En el tiempo que ha transcurrido entre la firma del acuerdo original (junio 2018) y el 30 de mayo de 2019, la Argentina ha recibido del FMI US$ 39.000 millones. En ese lapso, salieron del sistema financiero US$ 23.160 millones por Formación de Activos Externos de libre disponibilidad y US$ 6.920 millones por salida de inversiones especulativas extranjeras, lo que en total representa una fuga neta de dólares que superan los 30.000 millones.

Semejante realidad, que desfinancia a la Argentina y abre paso a un juego perverso que permite que se constituya un valor artificial del dólar, choca claramente con lo establecido en la normativa antes destacada.

Resulta alarmante que esa práctica con visos de ilegalidad respecto de las propias normas establecidas -y por todos aceptadas- del FMI siga permitiéndose, máxime si se tiene en consideración que el actual Gobierno aun debe recibir durante su mandato 11.000 millones de dólares más que pueden tener el mismo destino que han tenido los montos hasta aquí percibidos.

Entre mis preocupaciones, también hice notar que los objetivos que se fijaron al tiempo de otorgar el préstamo han sido absolutamente distorsionados. En efecto, el acuerdo Stand By aprobado para Argentina tuvo el propósito de financiar un programa macroeconómico que lograra reducir la deuda pública y la inflación, recuperando el crecimiento y la generación de empleo para combatir la pobreza.

Ninguno de esos propósitos, que son compartidos, han sido logrados. La deuda pública se incrementó al igual que la inflación, el desempleo y la pobreza, mientras que el PIB ha caído el 5,8 % al cabo del primer trimestre de este año. Es más que evidente cuan lejos está la Argentina de empezar a crecer si se sigue este camino.

Le he transmitido al señor Werner nuestra enorme preocupación por la situación creada por las políticas y la ineficiencia del Gobierno de Mauricio Macri y le he puesto de relieve lo mucho que me llama la atención la complacencia del FMI ante resultados tan negativos.

También expresé mi enorme preocupación por el modo en que la calidad institucional se ha deteriorado en Argentina.

La falta de participación parlamentaria en la resolución de la toma de una deuda de semejante magnitud, sumado a arbitrariedades que hasta han llevado a poner al frente del Banco Central a funcionarios “en comisión” que no cuentan con el acuerdo del Senado de la Nación, son solo una prueba del desgaste institucional que en estos días también se ha expresado en el propósito de sortear la elecciones primarias y en la virtual “compra” de un partido político por parte del oficialismo para proscribir contendientes en la disputa democrática.

El programa económico vigente no es nuestro programa. Compromete a nuestro país muy por encima de sus propias posibilidades. Argentina vive desde hace tiempo en un default encubierto que no asoma solo por la “asistencia” del FMI en favor de la continuidad de políticas muy nocivas para el desarrollo argentino.

A nuestro juicio, el endeudamiento y su repago siempre deben guardar una lógica correlación con el crecimiento fruto de la producción y el empleo. Ese es, sin dudas, nuestro principal objetivo. Buscamos estabilizar la economía para poder crecer como condición necesaria para pagar nuestras deudas.

Las condiciones a las que nos llevó la política económica del Gobierno de Mauricio Macri son graves.

Los próximos gobiernos que sucedan a Macri deberán afrontar vencimientos por más de 150 mil millones de dólares en condiciones financieras de extrema debilidad. La administración que comienza el 10 de diciembre llegará con las reservas disponibles en estado crítico, sin acceso al mercado internacional de crédito voluntario debido al sobreendeudamiento contraído por esta gestión, con un 95 % de los créditos del FMI ya desembolsados y con una deuda cuasi fiscal (emisión de títulos LELIQ) de corto plazo equivalente a más de 26.000 millones de dólares a una de las tasas de interés más alta del mundo.

Finalmente le transmití al señor Werner nuestra disposición a seguir conversando en pos de reformular los acuerdos vigentes para poner fin a la crisis económica que estamos viviendo y encontrar un camino adecuado para lograr los objetivos antes mencionados que nos permita superar esta realidad sin exigirle nuevos y mayores esfuerzos a los sectores más débiles de nuestra sociedad."