Es la hora de buscar a los mariscales de la derrota y aplicarles el escarnio. 

La falta de encuestas confiables que previera la estrepitosa derrota del gobierno hizo que el ruido fuera mayor al conocerse los resultados.

Y el día después suele ser el más temido para los vencidos. Porque analistas como Nelson Castro suelen ensañarse con dureza por sus errores de campaña.