En primera persona y como representante del sector más popular del país, Pitu Salvatierra estuvo presente desde temprano en la marcha, a la que describió como “muy pacífica”, hasta que las fuerzas de Seguridad comenzaron a pudrirla.

Pero también contó que se dio cuenta de que algo malo iba a pasar cuando notó la extraña trayectoria de los primeros proyectiles. También fue testigo del patrullero que fue plantado por la policía para que fuera vandalizado, y hasta una señora que le contó que habían dejado ladrillos que ella no había pedido, en la puerta de su casa, a metros de la marcha.

Pero tal vez la historia más fuerte fue la de la jubilada que le estaba reclamando a una policía hasta que esta se puso a llorar y la señora le dijo que no le servían sus lágrimas porque después le iba a pegar.