Las palabras de Francisco Sánchez y Delfina Meza, -en el stream con el apellido cambiado a Wagner, el autor preferido de Hitler y cuya música sonaba en los campos de concentración- giran alrededor de los tópicos habituales del nacionalismo de ultraderecha local.

Delfina Meza no solo corrobora los dichos de Sánchez -quien pidió la pena de muerte para la Vicepresidenta- sobre el control que supuestamente ejercerían ciertas personas -todas casualmente de origen judío- sino que avanza aun más y acusa “al sionismo internacional”.

Este marco ideológico ligado al neonazismo es el que fue creando el caldo de cultivo para que se generaran estos grupos de alta intolerancia y con la decisión a salir a cometer actos de violencia, siendo el más destacado sin dudas el cometido contra Cristina Kirchner.

Estas charlas salen a la luz tras la sospecha de que Meza estuvo involucrada en el armado del operativo que llevó a cabo Sabag Montiel, y que era quien controlaba a Brenda Uliarte.