En la primera manifestación de gran magnitud popular desde que el presidente Francois Hollande está en el poder, miles de personas en diferentes ciudades mostraron su descontento por la situación actual del país, que alcanzó el nivel más alto de desempleo en los últimos 13 años.

Sólo en Paris, la cantidad de personas movilizadas fue de 25 mil. Nucleadas por el principal sindicato de trabajadores de Francia (CGT), marcharon por el centro parisino pidiendo “no a la austeridad” y “exhortar al desarrollo de la industria y el empleo”.

Pero mientras los franceses estaban en las calles, en el Parlamento se aprobaba el polémico Tratado sobre la Estabilidad, la Coordinación y la Gobernabilidad -acuerdo que rige en toda la Unión Europea- y que abre sus puertas a los planes neoliberales de recortes sociales, despidos masivos y privatizaciones de empresas públicas.

En la capital francesa las protestas llegaron a la sede del Salón Mundial de Automóvil, donde obreros de la empresa Peugeot marcharon en rechazo al cierre de la fábrica en la ciudad de Aulnay, que implica el despido de al menos ocho mil puestos de trabajo. En la protesta la policía reprimió a los trabajadores con gases lacrimógenos.

Los trabajadores temen que las medidas tomadas por el gobierno continúen ya que se han informado recortes en grandes empresas francesas como la farmacéutica Sanofi-Aventis, Air France y el operador de telecomunicaciones SFR.

Las movilizaciones también se dieron en otras ciudades como: Lyon, Marsella, Toulouse, Bordeaux, Rennes, Clermont-Ferrand y Epinal. Los franceses ven lejana la idea de volver al crecimiento e impulsar la industria nacional, y divisan un horizonte sombrío y sin salidas laborales.