¿DE DÓNDE PARTIERON LOS DISPAROS?
(UNA CAMIONETA DE LA AFIP. FUE BALEADA EN ENTRE RÍOS)
POR GUILLERMO CICHELLO
“Cuchillo volador, flecha que se deja empuñar,
larga repercusión tienen las palabras”
J. L. Borges
Cuando el productor agropecuario de treinta y nueve años, al comando de su  camioneta Toyota Hilux bien blanca, asentó el puntero láser de la pistola Taurus, calibre 9 milímetros, en el vehículo de la Administración Federal de Ingresos Públicos y disparó el primer proyectil, seguramente creyó actuar en defensa de su iniciativa individual. En carrera por la noche entrerriana del sábado 30 de marzo, de Villa Elisa hasta Colón, los campos de la ruta 130 lo vieron disparar por segunda vez contra los enemigos que pretenden quedarse con su renta. Hay persecución de la AFIP a los productores agropecuarios, un batallón de inspectores recorre los campos –ha dicho la Mesa de Enlace-. Pero esta noche ha girado la cosa, se dio vuelta la taba. Acelera su Hilux, se pone a tiro, los persigue él. “Productor agropecuario persigue a la AFIP” –sueña con un titular así-.
No hay modo que no crea que está defendiendo lo suyo con energía y que el tercer disparo contra la camioneta del gobierno es el acto más potente de esa libertad. Sabe -como se saben las cosas obvias e indiscutibles de la naturaleza- que los del gobierno son unos corruptos. Eso no se lo dijo nadie. Lo sabe como sabe lo que ve en su campo con sus propios ojos. Porque al momento que tiró por cuarta vez la Taurus, calibre 9 mm., no había escuchado hablar nunca de los fisiócratas franceses del siglo XVIII que, desde sus fincas en la campiña, aborrecían la intervención estatal sobre la producción agraria. Lo que sí sabe es que es una “persona harta de la inseguridad y de pagar impuestos”. Así lo dice y lo publica en su facebook para quien quiera verlo. Se le ocurrió definirse así. No se lo sopló nadie al oído. Y de eso se acordó cuando volvió a gatillar por cuarta vez contra esa sucia camioneta llena de papeles de la Administración Federal de Ingresos Públicos. Papeles, burocracia, políticos, vagancia, ladrones. Ese es el sólido frente enemigo contra el que dispara, con entusiasmo, con furor, con método, por quinta vez.
Porque él es una persona de bien, que trabaja en su campo y le ha ocurrido pensar que lo que gana con su esfuerzo no se lo debe quedar el gobierno ladrón. “Yo pienso eso” –les dice a sus amigos, que piensan lo mismo-. Pero ignora que esa frase tiene siglos y fue pronunciada tantas veces como republicanos hay en los Estados Unidos de Norteamérica o liberales en el Río de la Plata. Entonces tira su sexto tiro, porque él es de esta idea: “si no te defendés vos, no te defiende nadie”. Es la conclusión a la que llegó una tarde de sufrimiento por la inseguridad que vio en la televisión. Y por esa conclusión se ha forjado la sana previsión de tener en su casa una escopeta Maverick calibre 12.70, un fusil Mágnum, un revolver Colt calibre 44 y como 500 proyectiles. Llegó a pertrecharse así por iniciativa individual, no porque haya escuchado hablar mucho de la National Rifle Association, ni de derecho anglosajón, ni de la Segunda Enmienda de la Constitución norteamericana. Pero ese espíritu nacido en la Inglaterra protestante y medieval, aunque lo ignora, lo habita y decide sobre las acepciones que tienen sus palabras, y le ha hecho perder la cuenta del número de disparos contra la camioneta-del-gobierno.
¿Dispararía del mismo modo contra ladrones que entran en su campo? ¿Es que la camioneta de la AFIP. es otra cosa? ¿Cuántas veces escuchó o leyó comunicados de la Federación Agraria, y luego (olvidando que los escuchó y leyó) habló, a su turno, con otros ruralistas, sobre las víctimas de la AFIP? ¿Cuántas otras sobre el apriete de la AFIP?  ¿Cuántas sobre las amenazas de la AFIP?
Esta noche, amigo, la taba se dio vuelta: ellos son las víctimas, ellos los objetos del apriete, ellos los amenazados. En eso está pensando cuando apura el gatillo y hace una línea de puntos sobre la patente MBC-105, de la camioneta estatal que recauda impuestos. Luego va a acudir a su memoria la frase de Luis Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural: “es un suicidio vender la cosecha de soja ahora, cuando el gobierno quiere”. Nos quieren empujar al suicidio, razona. Es claro que es un asunto de vida o muerte. Son ellos o nosotros, de modo que defenderse es el acto más libre y el único posible.
Entonces, dispara y dispara y dispara…
Cuenta con que un canal de televisión que difunde todas las noticias titulará su acto: Chacarero cansado baleó camioneta AFIP .
Además del cañón de la pistola Taurus, calibre 9 milímetros, con puntero láser, ¿de dónde más partieron los 23 disparos?

“Cuchillo volador, flecha que se deja empuñar,

larga repercusión tienen las palabras”

J. L. Borges

Cuando el productor agropecuario de treinta y nueve años, al comando de su  camioneta Toyota Hilux bien blanca, asentó el puntero láser de la pistola Taurus, calibre 9 milímetros, en el vehículo de la Administración Federal de Ingresos Públicos y disparó el primer proyectil, seguramente creyó actuar en defensa de su iniciativa individual. En carrera por la noche entrerriana del sábado 30 de marzo, de Villa Elisa hasta Colón, los campos de la ruta 130 lo vieron disparar por segunda vez contra los enemigos que pretenden quedarse con su renta. Hay persecución de la AFIP a los productores agropecuarios, un batallón de inspectores recorre los campos –ha dicho la Mesa de Enlace-. Pero esta noche ha girado la cosa, se dio vuelta la taba. Acelera su Hilux, se pone a tiro, los persigue él. “Productor agropecuario persigue a la AFIP” –sueña con un titular así-.

No hay modo que no crea que está defendiendo lo suyo con energía y que el tercer disparo contra la camioneta del gobierno es el acto más potente de esa libertad. Sabe -como se saben las cosas obvias e indiscutibles de la naturaleza- que los del gobierno son unos corruptos. Eso no se lo dijo nadie. Lo sabe como sabe lo que ve en su campo con sus propios ojos. Porque al momento que tiró por cuarta vez la Taurus, calibre 9 mm., no había escuchado hablar nunca de los fisiócratas franceses del siglo XVIII que, desde sus fincas en la campiña, aborrecían la intervención estatal sobre la producción agraria. Lo que sí sabe es que es una “persona harta de la inseguridad y de pagar impuestos”. Así lo dice y lo publica en su facebook para quien quiera verlo. Se le ocurrió definirse así. No se lo sopló nadie al oído. Y de eso se acordó cuando volvió a gatillar por cuarta vez contra esa sucia camioneta llena de papeles de la Administración Federal de Ingresos Públicos. Papeles, burocracia, políticos, vagancia, ladrones. Ese es el sólido frente enemigo contra el que dispara, con entusiasmo, con furor, con método, por quinta vez.

Porque él es una persona de bien, que trabaja en su campo y le ha ocurrido pensar que lo que gana con su esfuerzo no se lo debe quedar el gobierno ladrón. “Yo pienso eso” –les dice a sus amigos, que piensan lo mismo-. Pero ignora que esa frase tiene siglos y fue pronunciada tantas veces como republicanos hay en los Estados Unidos de Norteamérica o liberales en el Río de la Plata. Entonces tira su sexto tiro, porque él es de esta idea: “si no te defendés vos, no te defiende nadie”. Es la conclusión a la que llegó una tarde de sufrimiento por la inseguridad que vio en la televisión. Y por esa conclusión se ha forjado la sana previsión de tener en su casa una escopeta Maverick calibre 12.70, un fusil Mágnum, un revolver Colt calibre 44 y como 500 proyectiles. Llegó a pertrecharse así por iniciativa individual, no porque haya escuchado hablar mucho de la National Rifle Association, ni de derecho anglosajón, ni de la Segunda Enmienda de la Constitución norteamericana. Pero ese espíritu nacido en la Inglaterra protestante y medieval, aunque lo ignora, lo habita y decide sobre las acepciones que tienen sus palabras, y le ha hecho perder la cuenta del número de disparos contra la camioneta-del-gobierno.

¿Dispararía del mismo modo contra ladrones que entran en su campo? ¿Es que la camioneta de la AFIP. es otra cosa? ¿Cuántas veces escuchó o leyó comunicados de la Federación Agraria, y luego (olvidando que los escuchó y leyó) habló, a su turno, con otros ruralistas, sobre las víctimas de la AFIP? ¿Cuántas otras sobre el apriete de la AFIP?  ¿Cuántas sobre las amenazas de la AFIP?

Esta noche, amigo, la taba se dio vuelta: ellos son las víctimas, ellos los objetos del apriete, ellos los amenazados. En eso está pensando cuando apura el gatillo y hace una línea de puntos sobre la patente MBC-105, de la camioneta estatal que recauda impuestos. Luego va a acudir a su memoria la frase de Luis Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural: “es un suicidio vender la cosecha de soja ahora, cuando el gobierno quiere”. Nos quieren empujar al suicidio, razona. Es claro que es un asunto de vida o muerte. Son ellos o nosotros, de modo que defenderse es el acto más libre y el único posible.

Entonces, dispara y dispara y dispara…

Cuenta con que un canal de televisión que difunde todas las noticias titulará su acto: Chacarero cansado baleó camioneta AFIP.

Además del cañón de la pistola Taurus, calibre 9 milímetros, con puntero láser, ¿de dónde más partieron los 23 disparos?