La ministra Patricia Bullrich no se anda con chiquitas a la hora de desarticular bandas que trafican drogas, que contrabandean ropa de un lado a otro de la frontera, que se suponía que pasaban armas del o hacia Chile (todo un invento de los servicios chilenos), etc.

Ahora, en un acto de total y abnegado arrojo y para no fallar un solo día en su afán desarticulador, parece haber desarticulado una banda de cholulos enquistada en su fuerza armada preferida: la Gendarmería.

Es que el lunes, cuando envió centenares de gendarmes para allanar sedes de Camioneros, uno de ellos se sacó una foto con Pablo y Hugo Moyano, imagen que trascendió a las redes y luego a los medios. Algo intolerable para la exmontonera que se avino a fungir en casi cualquier gobierno.

Por esa razón, la titular de la cartera de Seguridad decidió pasar a disponibilidad al comandante Saldaño, segundo jefe de la Unidad de Investigaciones y Procedimientos Judiciales de Gendarmería en Buenos Aires.