El presidente Alberto Fernandez sigue transitando con el freno de mano puesto. Si continúa instalado el dispositivo, el desgaste se tornara excesivo. Es necesario examinar el actual estado de tensión entre la lógica democrática de un Gobierno popular y los métodos utilizados en los cuatro años del viaje de egresados del colegio de San Isidro. Consistieron en persecución política mediante lawfare, crueldad con ancianos y niños, egoísmo y codicia de ganancia deshonesta, fetichismo de mercado, expresiones y acciones de segregación, fobia anti sindical; como característica. Ahora desde la oposición, abundan las expresiones insensatas de arrebato adolescente, aun de personalidades políticas sexagenarias. Asistimos a un negacionismo que nos asombra con su desprecio por la vida-el derecho humano más precioso-. Hasta el momento se siguen violando principios éticos universales como la verdad, la misericordia y la paz. Aquellos que destruyeron la reputación y el lema del colegio de curas: “Misioneros de la Vida y la Esperanza”, en complicidad con quienes liquidaron lo que quedaba del partido centenario (UCR) y, ciertos desinformadores rústicos indocumentados, desestabilizadores full-time, que se atreven a sugerir autoritarismo, están poniendo la democracia al rojo vivo. Días atrás, un indocumentado pseudo periodista se atrevió a blanquear su anhelo de debilitar la democracia sin ninguna consecuencia. A los días tristes de la pandemia, súmale la horda que impulsa el festival del odio hacia todo lo que pueda ser una alegría. La burla retumba, es monstruosa. La TV sigue ensombreciéndolo todo. Alemania que sabe de que se trata ha adoptado una posición firme respecto de la difusión de mensajes de odio. Es agotador para los que sembramos fe y esperanza. ¿Hasta qué punto debemos medir las consecuencias de regular los medios y las redes, cuando se usan oligopólicamente para desestabilizar un Gobierno? - En Suecia y UK hay medios independientes financiados por el Estado. El Congreso debería legislar y exigir una partida cuando se aprueba el presupuesto. Hoy los medios son la anti democracia. Italia está ampliando la enseñanza ciudadana sobre los medios y las redes, haciendo a la gente de a pie más consciente de las noticias falsas. La ciudadanía debería saber quiénes son los dueños de los medios y su biografía. Que empresas pertenecen al grupo del medio. Por lo menos ayudaría al ciudadano de a pie para saber “desde donde hablan”. Difundir noticias falsas o anuncios encubiertos de un medio dueño de empresas, implican responsabilidades ciudadanas. Deberían tener penalidades o multas. Si los académicos y profesionales tenemos que poner la fuente, ¿porque los periodistas pueden decir cualquier cosa y apelar a la confidencialidad?

La Corte avala el desacato al Gobierno nacional y la persecución de maestros que ejercen el derecho a huelga y padres que son amenazados con dejar a sus hijos sin vacantes. No es el Gobierno CABA, es una mezcla entre “Carapintada y Gestapo, con una Corte más automática que la que presidia Julio Nazareno, pero anti oficialista”. Toda una innovación.

La embestida de la oposición intentando un golpe de mercado en el último trimestre 2020, fracasó, pero pareció regresar a través de un fondo que iba de salida. Además en 4 días ganaron 15% al derecho y 10 % al revés 3 días después, lo mismo que conlleva 12 años de espera en un país desarrollado. Los embates contra el Ministro de Economía se llevaron un chasco categórico con la reestructuración de deuda privada y la evolución de las variables macro, pero no se quedarán de brazos cruzados. El módulo Ministerio de Economía ha demostrado un nivel de  seriedad incomparable con las experiencias anteriores. Los economistas refractarios pusieron en tela de juicio las habilidades de Martin Guzmán, que además coordina el BCRA y quedaron muy comprometidos. Están guardados hace unos meses. Hoy tienen que  reconocer que la prudencia de Martin los ha dejado en ridículo. En el primer trimestre del año, el Tesoro no requirió financiamiento monetario del  BCRA. Y si bien el Central emitió para comprar dólares en el mercado oficial, la base monetaria no aumentó porque  fue posible absorber pasivos de la entidad y vender títulos dolarizados contra pesos serenando las brechas cambiarias, que se mantuvieron estables hasta hace tres días hábiles. Incluso la semana pasada se observaba una importante reducción del exceso de  oferta de pesos.

El nivel de profesionalismo en el manejo monetario y la compostura  cambiaria hicieron esfumar el escenario de hiperinflación que auguraban en casi todos los medios de comunicación un sinnúmero de protagonistas del gran elenco estable.

Dos tercios de las necesidades en dólares se solaparon con  reservas, el  remanente de la demanda del sector privado alcanzó con la oferta de reservas del BCRA en el  mercado cambiario, sirviendo también los pagos de la  deuda pública. Mientras tanto, buena parte de los  vencimientos de deuda con organismos multilaterales  se resufragó. Pero ya doblamos el codo y tomamos la recta de campaña. La economía y el dólar blue son objetivos permanentes de tiro al blanco.

El ingreso de la esfera privada en la política presupuso la despolitización de un gran sector de la vida social, económica y cultural, hasta afectarlas de una manera inédita. Todo había dejado de ser imparcial, pero más que nada la justicia. Ha quedado demostrado que la democracia y el neoliberalismo argentino son básicamente incompatibles, porque la democracia elimina las despolitizaciones características de los gobiernos neoliberales argentinos que se aíslan de los reclamos populares.

La política del Frente de Todos implica una ampliación de la agenda para incluir los asuntos de toda la sociedad. Después de cuatro años de ocultamientos, negociados y naturalización de la financiarización con garantías jurídicas, todo vuelve a ser político. Cuando los asuntos retornan para ser políticos, las sinrazones y su invisibilizacion comienzan a estar apremiados.

El Frente de Todos llegó con el freno de mano puesto, pero ya no podrá morderse la lengua. El remanente del régimen siente tanto desprecio por el advenimiento de otra etapa popular, como los medios hegemónicos que persisten en realizar operaciones para irritar a la ciudadanía constantemente.

El intento de Alberto Fernandez por unir a las dos partes eminentemente antagónicas fue desafiante, en medio de una pandemia. Sin embargo todo sigue igual, llevamos cinco trimestres consecutivos adicionales, después de 13 años de periodismo de guerra (Julio Blanck). El Congreso reapareció para ser la herramienta adecuada, dar legitimidad y legalidad a las acciones de Gobierno. El Poder Judicial que actuó como soporte del Poder Ejecutivo mirando para otro lado, debería retroceder a su lugar y dar paso a la verdadera democracia republicana y representativa. Está claro que todas las encuestas-oficialistas y anti oficialistas-rechazan la actuación del Poder Judicial. El Congreso debe eliminar todo vestigio de doctrina jurídica basura, como la que ha consentido la presunción de culpabilidad, en lugar de inocencia. Humillaciones con reality show incluido, encarcelamientos sin juicio, espías ilegales, y nombramientos de jueces de la Corte por decreto, entre otras aberraciones.

El Presidente Alberto Fernandez deberá replantearse si la radicalización de esta guerra abierta es el camino por el cual su forma de proceder, pluralista y consensual, ha traído más tolerancia, mas solidaridad y entendimiento, o es la ratificación de la dimensión del antagonismo que lejos de negar la totalidad es intrínseca a ella.

Se consiguió hacer tiempo esperando unos resultados relevantes de la iniciativa amigable. También se sobrelleva con cierta resignación el ritmo y la dinámica de considerable cantidad de 

funcionarios aparentemente apáticos, pensando que su comportamiento constituía una experiencia superadora. Pero, -¿Cuál es la moraleja?-

Volvimos a escuchar la devoción de las cacerolas, espoliadas por los medios hegemónicos, expresando su repudio porque la justicia federal suspendió las clases en la ciudad. Una explosión de histeria minoritaria, que no muestra otra cosa que el odio desnudo y la rebeldía hueca hacia un Gobierno que no le es afín. Como durante la “125”, la división no es entre ricos y pobres, sino entre “ellos y nosotros”, entre quienes se auto perciben “gente como uno”, convirtiéndose en seguidores de quienes los niegan e ignoran y, otros que se miran en el espejo aceptando su propia realidad.

La deliberación sin limitaciones sobre cuestiones de Gobierno, se oponen al requisito democrático de establecer fronteras entre quienes ganan las elecciones y quienes las pierden. El consenso en una sociedad democrática es la expresión de una hegemonía, no la inclusión “del todo”. Cuando Juan Domingo Perón dijo en 1972: “vuelvo desencarnado, como prenda de unión nacional”, un periodista le preguntó si eso incluía a todos y, empático, con su meridiana claridad expresó, “naturalmente que todos es imposible”. No existe el consenso sin exclusión, la contradicción es permanente y a esta altura luce insuperable. Buen intento. Ejercer el pluralismo y el dialogo, pero ya vemos.

El estado de la cuestión, en plena explosión de la pandemia determina que es imposible aplicar un modelo de democracia deliberativa donde todos se sienten conformes.

Es la oposición y no el oficialismo quien ha decidido que para lo político solo existe la posibilidad que han adoptado desde el comienzo: Confrontación y antagonismo. En realidad tienen razón. La democracia, consiste en construir una identidad entre los gobernantes y los gobernados. Si el pueblo va a gobernar, porque vivimos en democracia, es necesario determinar quienes pertenecen al pueblo, para enfocarse en sus problemas y demandas, desligándose de las limitaciones sosegadas y pacientes autoimpuestas para con una minoría anti democrática e iracunda. La pregunta ahora es si el Gobierno de Alberto Fernandez se atreverá a sacar el freno de mano. Esperemos que la respuesta sea que si, y que sea urgente, pues nos encontramos en una situación en la que sería muy peligroso dejarse llevar por las nociones convencionales de prudencia.