Mate. Ante la duda, mate. Si está seguro, mate. Si es sospechoso de algo, mate. Dispare a matar. A la nuca. Dispare por la espalda. Siempre dispare a matar. Si es pobre, mate. Si es negrito y tiene gorra. Si se cubre la cabeza con capucha, tire a matar. Mate para restarlos de este, nuestro mundo. El mundo de los que sí tuvimos oportunidades.

Mate, aunque usted, quien dispara, también sea como el que cae por los tiros, sólo que elije traicionar su clase de la manera más cruel y sangrienta. Quítelo de nuestra vista y de nuestras cuentas de un balazo. Haga, dispare el arma que el gobierno carga. A la nuca, por la espalda, no se olvide.

Para usted, miserable traidor, asesino cruel, hay abrazos. Hay aplausos y flashes. Para usted hay un sitio reservado de privilegio: a usted lo haremos ejemplo. Con usted haremos doctrina, traidor de clase, asesino de niños. Inauguramos una nueva etapa de terror, donde el Estado es quien elige y elimina a las víctimas. Mate, que para eso le dimos el arma tan rápido, para eso lo torturamos como escuela, para que aprenda a odiar. Y odie. Fuerte y sin disimulo. Odie hasta aborrecer su hogar, su origen, su piel. Odie y mate. Vamos, mátense entre ustedes.

Elimínelos. Tire, carajo, tire a matar. Que no lo vea tirando a las patas, que ahí no hay abrazos ni cámaras. Por la espalda, le dije. Por la espalda. Elimínelos, que son muchos, se multiplican a diario. Son hambre, son frío, son peste. Que no vamos a sacarlos de ahí abajo, no vinimos a eso. Reduzca a tiros a los pobres, que este país no es para ellos. Achíquennos los índices un poco, mate, vaya, que vamos a felicitarlo frente al pueblo. Le voy a palmear la espalda yo, carajo, le digo que mate, que me reduzca la pobreza a tiros, a pura tristeza, que ya se dieron cuenta que no somos nosotros los que vamos a multiplicar los panes. Mate, le digo, que ya se dieron cuenta que nosotros vinimos a eliminar comensales.