Una pared puede ser un límite; un obstáculo, un problema o todo junto. Eso pareció ser el Barcelona para River en la final del Mundial de Clubes de Japón.

Se ha tornado difícil tener un umbral de frustración amplio de un tiempo a esta parte. Ya no pareciera existir la mayor categoría entre rivales, y la era de la boludez ha acampado en el deporte. “Dejar todo” “cada jugada como si fuera la última” “matar o morir” y demás frases de película, han penetrado tanto en la vida de los deportistas que, antes de ser buenos, o lo mejor que puedan ser en sus actividades, se preocupan más en demostrar que “sienten los colores”.

No está permitido perder. No está permitido ser superado con armas nobles ni innobles; los que nos ganan nunca son superiores… así será difícil mejorar.

¿Alguien se ha puesto a pensar cuánto le ha costado al Barcelona ser el equipo que es hoy? Durante una década han ganado cerca de 30 títulos con tan solo 3 dt´s; incluso hubo un período donde jugaron autodirigiéndose cuando, a raíz de la enfermedad que le costó la vida a Tito Villanova, Jordi Roura, ayudante de campo, llevaba las riendas junto a Puyol, Xavi y Messi.

¿Cuánto dura un ciclo exitoso en Argentina? Año y medio, a lo sumo 2. No hablo de durar en sí, ya que con esa premisa tenemos nombres como Ricardo Gareca en Velez, el ruso Zielinski en Belgrano, o Blas Giunta en Alte Brown; hablo de ganar títulos. Me remito, tan solo como simples ejemplos al Patón Bauza en San Lorenzo o a Martín Cocca en Racing ¿Cuánto oxígeno tuvieron en sus clubes a pesar de haber logrado campeonatos? ¿Cuánto aire tendrá Gallardo si no se corona durante 2016?

Todos queremos camarones por 50 pesos como dice el chiste… en el fútbol, los triunfos, tampoco son magia.

Ojalá tengamos todos una buena semana.